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Memoria de las calles y los nombres

 

 

Esta ruta honorífica, contra la fugacidad y el olvido, empieza aquí y transcurre por estas dos sendas:

 

- Memoria de las calles y los nombres
- Genealogías
Para llenar las calles y sus casas, de nombres, de pisadas y de recuerdos.
Para que nadie se vaya del todo.
Porque tienen derecho a permanecer.
De dónde venimos, que es lo que sabemos con alguna certeza.


La costumbre de grabar lápidas con inscripciones relativas a los fallecidos y colocarlas sobre sus sepulturas se inició en la civilización del imperio romano.

Entre los romanos era un castigo, uno de los peores, ser condenado a la damnatio memoriae.

Consistía en borrar de los documentos, de las inscripciones y, en definitiva, de la historia, a quien no merecía, por indignidad, ser inmortal a través de ella (como una ley del silencio: lo que no está, no es).

En la cultura romana se afirmaba que cada persona tenía dos muertes: la primera es física y sucede cuando el cuerpo sucumbe a su propio e inevitable deterioro, mientras que la segunda, tan importante como la anterior, se produce cuando ya nadie pronuncia su nombre.

De ahí que, para evitar ésta en todo lo posible, se grabaran los nombres en las estelas funerarias junto a otras inscripciones de las que la epigrafía actual obtiene abundante información.

 

La cultura se basa en el tratamiento que se da a los muertos.

La cultura se desvanece con la decadencia de las tumbas. Ernst Jünger.

 

El proyecto que ahora se presenta pretende continuar, por otros medios, esa tradición romana para que, en lo posible, los nombres de quienes he conocido u oído hablar en o de Madrona, tengan su pequeña inscripción, no ya en piedra, sino en papel o pantalla.

Pero, además, no en soledad, sino en compañía de familiares y convecinos.

Este proyecto siempre será eso, un proyecto, por cuanto no se acabará nunca; y dado que se puede expandir en cualquier dimensión, siempre será ilimitado.

Contiene errores e inexactitudes porque se ha obtenido de forma verbal, a modo de apuntes personales, sin acudir a la confirmación de los registros.

Pero no pecará de nada más puesto que su aspiración es humilde: tan sólo es una propuesta para ejercitar la memoria, algo que en todas las familias y grupos se hace con total naturalidad cuando se da el momento oportuno. Se encontrará de forma permanente en estado de rectificación, actualización y ampliación... se encontrará vivo.

En realidad son dos las propuestas.

La primera es llenar cada calle y cada plaza con los nombres de quienes las habitaron y/o las habitan junto con sus descendientes.

Para ello se ha dividido el trabajo por plazas y vías públicas, por orden alfabético y en cada una de ellas se sigue un orden secuencial.

Esta relación también está abierta a propuestas y aportaciones para que, a quién le interese, pueda informar de los nombres de familiares o conocidos que transitaron por estas calles o plazas y, entre todos , reconstruir un pueblo virtual en el que ninguno de nuestros convecinos esté ausente.

Se trata de elaborar un memorial honorífico por los que se fueron y por los que están, pero que han compartido o comparten este hecho presencial, aunque siempre provisional, porque así es la vida, de compartir un entorno, aunque siempre lo haya sido por un tiempo muy breve en realidad.

En algunos casos demasiado.

También es, a su manera, un pueblo virtual que se puede poblar de nombres y apellidos, en homenaje a nuestros antecesores y también hacia nosotros mismos, habitantes provisionales y breves de esas mismas calles.

La segunda es similar porque se trata asimismo de testimoniar los nombres que integran varias familias de Madrona.

Una suerte de árbol genealógico contra la fugacidad y la provisionalidad de nuestra existencia.

Un soto de árboles con nombres propios.

Yo lo he iniciado con algunos apellidos, pero tan sólo es un punto de partida.

Y aun siendo tan poca cosa, también adolece de errores, faltas y fallos por cuanto lo he obtenido de la misma forma que lo anterior y para los fines que se nombran en su página de presentación.

A quién le interese participar en este memorial, puede utilizar una dirección de correo que he habilitado para este fin:



soportal@madrona.es

 

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El sistema a seguir es sencillo. Desde aquí se puede acceder a toda la información que constituye el punto de partida antedicho.

En el caso de quienes habitaron las casas, se estructura por calles y se sigue un orden secuencial en cada una.

Y en el caso de los apellidos, se hará una tabla con todos los que se vayan integrando y un desarrollo genealógico hasta donde se pueda.

Fernando Ayuso Cañas. Junio 2018

 

 

...árboles para la vida...