Gonzalo nos explica sobre tres hornos romanos en línea. Muy pequeños los tres, por lo que se trata más bien de crisoles.

Se manejan dos hipótesis sobre como alcanzaban los 1.200 grados de temperatura que se necesitan para fundir el cobre.

A mi, con perdón, me cuesta mucho entender cómo se pueden conseguir temperaturas de 1.200 grados, sólo a base de leñas de pino, por mucho que manejen corrientes de aire.

Para dar por buena una de las dos hiótesis, habría que trasladarlas a la realidad mediante la experimentación, con los mismos elementos y condiciones empleados en aquel tiempo.

En el documental que emitió CyL TV, afirmaron que aún no conocían el método por el cual conseguían esa cantidad tan elevada de grados.

En la parte oeste del cerro se instaló la población que atendía la actividad metalúrgica.

Y este es otro frente de actividad arqueológica.

Era como una ciudad con los elementos propios de esa actividad.

De repente aparecen dos enormes sillares de piedra caliza, de excelente labrado.

Tienen que ver con un lagar.

Una cella vinaria. Para obtener y almacenar vino.

Muros de las casas donde habitaban los herreros, en plena cima, con el aire (huracananes, más bien) que corre en Otero durante todo el año... ventilación no les faltana.

Estamos al final de la visita, ante varias capas de vestigios de asentamientos sobre los que se está trabajando. Se trata de la población colateral de la industria metalúrgica.

Del originario pueblo de Otero de Herreros.

El de ahora no debería tener ese nombre porque sus pobladores ya se dedican a otras cosas desde el año 600 d. C.

Hay mucho por averiguar porque esta zona estuvo en continuo cambio mientras duró la actividad minera y las distintas fases constructivas se cruzan, interponen y enredan, lo cual complica, y multiplica, la tarea arqueológica.

El sol se pone por el Oeste, y por el Este lo releva la luna este 26 de julio.

La luna pide relevo cuando sale por la Sierra del Quintanar (Sistema Central) luciendo con pleno esplendor.

Mientras la recibimos, la Asociación obsequia a los participantes con un refresco o una cerveza y unos dulces que nos saben a pura gloria en este entorno y después de la clase arqueológica en la que hemos participado.

Esta visita no estaba programada y surgió como sustituta de la actividad que hubo de suspenderse: la visita a las instalaciones de El Sotillo.

Bueno, pues visto lo visto, me quedo con esta y me alegro del cambio.

Enhorabuena a la Asociación de Vecinos y, de nuevo, muchas gracias.